domingo, 10 de julio de 2011

No te preocupes: el sexo gay no siempre es bueno


La primera vez que di un beso a otro hombre, fue raro, la verdad es que no me gustó... tanto tiempo dentro de mi ropero de mimbre, harto trabajo para salir de él, 26 años y había llegado el gran momento... le daría un beso a otro hombre... tanta expectativas y fue muy fome. 

Me había animado con un par de cervezas y llegó el momento, nos dimos un beso y... nada. Luego nos fuimos a su departamento y nuevamente cuando quise explorar más, tampoco me pareció agradable, del otro lado me llegaba una creciente energía extraña, una prisa por llegar al final, por avanzar en el intercambio sexual, me produjo desagrado y partí de vuelta a mi casa. Con varias preguntas en la cabeza, incluso si es que era impotente. Hoy me siento orgulloso de haberme regresado a mi casa y no haberme expuesto a una situación que me incomodaba.

Con el tiempo me di cuenta que tenía demasiadas expectativas frente a ese hecho, que finalmente me inhibí, le di demasiado poder a este acontecimiento. 

Es fácil observar que el sexo, o mejor dicho la genitalidad y el placer, son parte importante de cómo es que se publicitan bienes y servicios, lo que también ocurre en aquellos ofertados a la comunidad homosexual: las discotecas, el vestuario, los pubs, muchas películas, revistas, etc. A partir de esta oferta se nos presenta un metarelato que pone a la genitalidad y al placer como centro de nuestra felicidad.

Creo que a nivel individual, esto puede incidir negativamente cuando lo significamos como una exigencia en tener relaciones sexuales de forma continua, las que además debieran ser siempre placenteras. Es como si este metarelato nos dijera: "Si es que no se tienen relaciones sexuales por largo tiempo es sospecha de infelicidad, y si es que se tienen relaciones sexuales y estas no son placenteras peor, tienes un problema que debes solucionar" . 

A partir de mi experiencia he tenido que luchar también contra este metarelato, no siempre las relaciones sexuales que he tenido han sido placenteras, incluso dentro de una relación estable. El reconocerlo no me convierte en un ser impotente ni con problemas, sino que me re sitúa en mi condición de sujeto, como todos. Con experiencias placenteras y otras que no los son.

Por la importancia que tiene la sexualidad en la vida de todos es importante derribar este mito, y me gustaría señalar dos cosas:

1) Salirse de este discurso de hipersexualización de la vida gay como promesa de felicidad, nos permite tener el control de nuestras decisiones, de no exigirnos una vida sexual super activa, que nos exponga a situaciones que producen todo lo contrario, a frustrarnos si es que no la tenemos o no son placenteras o a correr riesgos innecesarios que atenten contra nuestra integridad.

2) Me ha tocado conocer hartas personas gays atrapadas en este metarelato, desesperadas o frustradas si es que no ligaron con alguien en la disco y cuando lo han hecho, he visto como algunas se exponen a situaciones de riesgo. Cuando escuchas su relato señalan que el sexo fue fenomenal, lo que me parece excelente y envidiable si es que hubo protección y fue realmente así; pero a veces me queda una cuota de sospecha de la total veracidad de sus historias.

Creo que tener sexo es espectacular, estando soltero o con tu pareja, pero creo que es importante no seguir fortaleciendo este discurso alimentado por el mercado y que está centrado en la genitalidad. Esto reduce nuestra identidad gay y nos sitúa en una posición de frustración e infelicidad permanente, pues no obliga a compararnos con un modelo ideal gay super activo sexualmente que en la realidad no existe.

Entendiendo esto yo diría: por responder a esta demanda de exitismo gay de tener mucho sexo, no te expongas a situaciones que minen tu autoestima, ni tu integridad, ni tu salud. Tú tienes el control de tu cuerpo y de tu sexualidad, siempre uno puede "regresar a casa". Si alguna experiencia sexual no fue placentera, no fue agradable o te perturba, no necesariamente tú tienes un problema, a todos nos ha ocurrido alguna vez... lo que sí, siempre es bueno hablar de estos temas con alguien de confianza.

La idea siempre es que te sientas orgulloso de quién tú eres.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente columna :)

Carlos dijo...

Hola, un tema importante en esta hipersexualización de todo. Gracias!

Fernando Álvarez dijo...

Qué bonita esta entrada. Felizmente nunca me he tragado esa visión de que la vida afectiva se base en las relaciones sexuales. Igual, no creo que se trate de un tema exclusivamente gay. La sociedad en general está inmersa en esa idea.

Lo de los besos, bueno, supongo que depende. Nunca he dado un beso en la boca. A veces me pongo a pensar cómo será. Soy profesor, y por supuesto, me desenvuelvo como hétero. Pero como soy soltero los alumnos ya me sacaron la foto hace rato. Y un día un alumno de cuarto medio que me andaba joteando de manera entre chistosa y seria, me pilló solo y me plantó un beso en la mejilla. Bueno, fue un beso casi de hijo a padre, pero para mí fue un regalo que jamás voy a olvidar, porque además el chiquillo no era feo. Es imposible olvidar la tibieza y la suavidad de los labios de un hombre. Me imagino que el resto debe ser algo fuera de este mundo.

A lo mejor algún día tendré sexo, pero a mi edad, y en mi mal cuidado estado físico, lo veo difícil. No tengo nada que atraiga a alguien, y pagar por sexo sería deprimente.

Ironía, vida y más dijo...

Me encantó el articulo