lunes, 8 de agosto de 2011

No tengas Miedo a tener Miedo





Recuerdo un libro que leí un verano titulado "Miedo en Chile" de Patricia Politzer, en el se entrevistaban a diferentes chilenos respecto de su vida y se constataba que el miedo era un elemento transversal en su vida.

Me acordé de todo esto porque quería escribir sobre esta emoción, sobre aquellos fantasmas que nos atormentan y que nos impiden ser felices.

Cuando niño tenía miedo a llegar a los 18 años y tener que hacer el servicio militar, intuía que a esa edad ya debiera haber definido si me gustaban los hombres o las mujeres; y tenía terror a confirmar que me gustaban los hombres.

Cuando niño tenía miedo a que mi voz un poco más fina, me delatara como alguien diferente digno de ser objeto de burla, en este esfuerzo igual cada cierto tiempo salía "pillado", descubierto.

Ahora de adulto los miedos siguen, a que se te invalide por ser cola, miedo a la pregunta ¿Porqué no viniste con tu familia? la que siempre respondo con una sonrisa orgánica.

Y en el futuro tengo miedo a quedarme solo...

Me costó años entender que mis miedos no se iban a terminar, que esa fantasía de pensar que saliendo del ropero de mimbre, de contárselo a mis padres, de contarlo en mi trabajo iba a hacer que éste desapareciera. 

Entenderlo no implica necesariamente que este miedo me inmovilice, al contrario, el reconocerlo me permite identificarlo y transitar con él. Cuando este miedo surge, hago el ejercicio de identificarlo, de ver a que se atribuye, para enfrentar de mejor forma aquellas situaciones que me generan conflicto.

Es parte de la mochila que me acompaña, que me permite tomar decisiones y vincularme con mi entorno. Esto también me ha permitido vivir con menos culpa y ser menos exigente conmigo. 

El miedo es la emoción lado B que surge de todas aquellas acciones que me han implicado un riesgo importante, como asumirme homosexual, salir a conocer otros gays o contarlo en mi trabajo ... pero sabes, finalmente todo eso lo hice y me siento orgulloso de eso.

Soy un miedoso asumido, pero que no se inmoviliza por ello, sino que se las juega, como puede, por aquellas cosas que le hacen sentido.

Yo diría que si asumirte gay o salir a conocer otros homosexuales te da miedo, no esperes que se te pase para hacerlo, pues eso, al menos en mi caso, nunca ocurrió. Lo que sí es importante darle sentido a este temor, pues fundamento tiene, para tomar las decisiones que tienes pendientes y que te impiden ser feliz.

No tengas miedo a tener miedo.

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